Sobre la figura de Satanás (III)
Qué podemos aprender de Jesús, sobre
Satanás:
Jesús, al comenzar su vida pública y ministerio de predicación del Reino, y después de haber sido ungido con por el Espíritu Santo en el bautismo, lo primero que hace es retirarse al desierto, llevado por el Espíritu Santo para un combate cuerpo a cuerpo contra Satanás: por algo sería. Jesús vive la experiencia religiosa en una forma de espiritualidad extrema. Silencio y 40 días con sus noches de ayuno en el desierto, como forma de purificación donde extingue las pulsiones del cuerpo para que el espíritu emerja en toda su plenitud. Después de ayunar aquellos 40 días, tenía hambre y Satanás lo sabía, tentando este a Jesús a que convirtiera las piedras en pan. Pero Jesús respondió citando las palabras del Deuteronomio: "No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mateo 4:4).
Con ello, Jesús, estaba no solo respondiendo al diablo, sino también a nosotros, dejándonos un mensaje para la posteridad, concretamente: que esta lucha es una de las tareas más importantes que el hombre tiene que afrontar en la tierra. Pues aunque Jesús fue tentado en otras ocasiones mientras estuvo en la tierra, este periodo en el desierto enfatiza la forma en que Jesús respondió, mostrando su capacidad contra la tentación del maligno, enseñándonos, igualmente y como ejemplo para otros y para todos, a responder y vencer la tentación del mismo modo que Él: En la fidelidad a la Palabra de Dios, y por la Palabra de Dios, esa fue su espada y su victoria. "Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno que ha sido tentado en todo como {nosotros}, {pero} sin pecado". (Hebreos 4:15). Luego será nuestra responsabilidad usar estas mismas herramientas y armas para resistir contra el orgulloso Satán cuando venga, porque vendrá si no está ya a tu mismo lado. El señor nos ha dado con su ejemplo el poder y los medios que necesitamos a través de las Escrituras, la fe y la oración para superar los ataques del maligno. Toma el evangelio, pues, y léelo, y que te sirva de alimento cotidiano para tu fe, con la que frustrarás siempre, una y otra vez los esfuerzos más arduos del maligno. De otro lado, “Quien no hace oración, no necesita demonio que le tiente”, nos dice Santa Teresa de Jesús. Y cuando uses las escrituras o la oración en cualquier situación en la que te encuentres, agradece a Dios por las herramientas de victoria con que te ha provisto..
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