Por La fe /By faith (Acerca de Dios -8 ) - / jordi maqueda

 Por La fe /By faith 

Del comentario al apocalipsis / Beato de Liébana


IV

Por La fe, Conocemos el amor del Padre

Y por la fe, Conoceremos la Revelación del Señor


Hay un libro,  que parece el libro más extraño e igualmente el menos leído y comentado de todos, y con menos sentido de toda la Biblia (por algo será). Un libro pero, que luego puede revelarse y mostrarse como el de mayor sentido y necesario, no tanto cuando queremos conocer a Cristo, como el cordero de Dios: que para eso están los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan; sino cuando tras haberlo conocido, luego queremos —los que estamos en su iglesia— entender los planes ya descritos y revelados, y que para nosotros tiene Cristo en gloria, precisamente a partir de aquel escrito, que es “la revelación de Jesucristo, y que Dios le dio para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y que dio a conocer enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan ...” (Apocalipsis 1).

Sin embargo, el libro de La Revelación no es posible leerlo, o al menos entenderlo, sin tomar en cuenta su contexto, y este contexto es la Biblia por entero. El pueblo de Dios no tuvo ningún problema antaño para entender el mensaje del Apocalipsis —ni tampoco deberían hoy tenerlo—, ya que tales estaban entonces muy familiarizados con el Antiguo Testamento y su lenguaje apocalíptico. Pero aun así, y partiendo del mero conocimiento y estudio del Antiguo Testamento, es imposible entender nada de este (del libro de la revelación del señor) si no tenemos fe, y en ella somos asistidos del Espíritu Santo, pues es un libro para creyentes: aquellos que tienen su fe en Cristo salvador; y fe en que vendrá a cumplir su promesa. Precisamente este método: el apocalíptico, evita que los enemigos de Dios y la iglesia (todos ellos) entiendan el mensaje de Jesucristo y último sentido de este,  y que Dios revela solo a sus siervos para que por nuestra fe lleguemos al, e igualmente permitamos que Él llegue él a nosotros: en estos nuestros tiempos; y del que sus enemigos y los nuestros no entenderán muchos más que: "He aquí yo vengo pronto", (Apocalipsis 22, 12,13). De modo, que no entender el mensaje central del libro nos puede llevar a una segura confusión, pues este tiene como propósito prepararnos como pueblo de Dios para que en la fe, se puedan soportar las tribulaciones: las que ya estaban experimentando entonces, y las que estaban y están por venir.

Pero ¿Qué es la fe?

Algo que me cuestioné desde el principio era el sentido de lo que ocurría, y que me ocurría solo a mí. La primera pregunta fue ¿por qué?, y aunque no era fácil terminé por  llegar a alguna respuesta convincente, al menos a mis necesidades primeras de saber. Y luego ¿por qué a mí?, esta era algo más compleja, no obteniendo una respuesta al menos de un principio, sino solo el hecho vivido de que estaba ocurriendo y me ocurría a mí, a la vez que lo ignoraba el mundo entero. Con ello no quiero decir que todo estuviese fuera de lugar, y yo el primero, o que no tuviera fe, ni creyese en Dios, más al contrario. Solo que tras el primer momento, empecé a observar una simbología del todo desconocida, tanto que a veces la ignoraba, y con la que no estaba familiarizado, y no hallando camino a interpretar, sobre todo de las imágenes que veía, algunas de ellas visiones inscritas sobre la misma realidad de las cosas* (que luego me parecían distintas u otras): estando por ello enteramente predispuesto al engaño, y a poder ser engañado por medio de estas. Cómo seguir entonces en mi tarea, en aquella ignorancia, y desconociendo el significado de lo que veía, pues lo único y para mí mínimamente claro, era que debía escribir: no paraba, ni paro de escribir. Pero se escribe para que otros lean, de ahí que luego deba ser entregado aquello que escribimos, pero a quién; y cuál ha de ser su contenido final. Pero sobre todo ¿cómo?, si no entiendo (o no entendía ya no el propósito) sino igualmente el significado de lo que veía, ni a dónde me llevaba, o me dirigía. Pero, precisamente, es por la fe que seguimos adelante: sujetos a ella. Fe en Nuestro Señor, que nos está guiando en su voluntad por el Espíritu Santo; fe en que de algún modo esto él ya lo ha previsto y solucionado; y fe, en que todo tiene un sentido, más allá del que yo alcanzo, ni alcanzaré jamás a comprender: Pues en mi caso, al igual que le ocurriese a Job, no puedo entender, ni ninguno podemos, los misterios que se ordenan en el cielo, ni lo que en él ocurre, o la actividad celestial existente detrás de nuestra situación, donde solo nuestra integridad y fe en Jesucristo nuestro señor, ante la adversidad que nos sitia, está el evitar que maldigamos a Dios, y este permanezca “agradecido” de nuestro lado. Pues amar a Dios, va a probar nuestra fe.

Cierto es, que muchas veces se dice que tenemos fe, afirmándose en ella tan solo por creer en algo. Pero eso no es fe. Como creyente y siervo de Cristo Jesús, la fe consiste, precisamente, en creer la verdad de Dios, Nuestro Señor: su palabra. Pues generalmente la fe se basa y sustenta en eso: en lo que Dios reveló por la palabra “escrita”: últimamente en el evangelio del Nuevo Testamento, pero igualmente antes en toda la Biblia. Lo que significa que él nos ha revelado ya algo como verdad, y ahora nuestra respuesta debe ser, a su llamada (si lo entendemos así) afírmanos en esa verdad ya escrita, e igualmente obedecer en lo que, por auxilio del Espíritu Santo, se nos revele y entendamos qué debemos hacer. Luego, hemos de saber, que la biblia está, precisamente para que tengamos certezas y no dudas; pues dios nos revela por ella la verdad de su palabra. Pero entiende, y esto es importante, que: nuestro señor no te manda una señal, para que luego camines en bañador por la arena de unas playas paradisiacas, sino para que cojas tu propia cruz, la agarres y te arrojes “a las trincheras de tu propia fe” continuando su obra y no la tuya: tu voluntad o tus deseos. Luego estará de nosotros responder y acudir (o no) a su llamada: subir a su barca y hacerlo, actuando con base en lo que Dios nos ha revelado: su palabra. Pero eso es la fe, y por eso, precisamente se llama fe. Vivir, y hacerlo conforme a dios y su santidad; soportando lo que hubiera y tenga que venir, hasta morir si es necesario, como tantos, por nuestro señor. De modo, que si obras por la voluntad de Dios, o eso crees, y te resulta fácil (y no digo que no seas feliz, sino que refiero a renuncias): háztelo mirar, y pronto…

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