LA LUZ O LA NADA
Siempre ha sido y será cuestión de elegir
«Alma mía, tienes una tarea, una gran tarea, si quieres. Escruta seriamente tu interior, tu ser, tu destino, de dónde vienes y a dónde vas; trata de saber si es vida la que vives o si hay algo más. Alma mía, tienes una tarea; por tanto, purifica tu vida: por favor, ten en cuenta a Dios y sus misterios; investiga qué había antes de este universo, y qué es el universo para ti, de dónde procede y cuál será su destino. Esta es tu tarea, alma mía; por tanto, purifica tu vida».
San Gregorio (Carmina [histórica] 2, 1, 78: PG 37, 1425-1426).
PREFACIO
En junio de 2022 me vi llevado por una fuerza profunda a escribir en torno a la Nada, con la intención primera y última de refutar esta. Pues entendí, de algún modo que ahora intento por estos textos despejar: que solo una sociedad que acepte la necesidad de escoger la luz, frente a “la Nada imperante hoy en el pensamiento y nuestras sociedades”, puede tener alguna posibilidad de mejorar. La tesis empezó a tomar forma en mi blog: (jordimaqueda.blogspot.com) ya desde aquel primer momento, y donde formulé unas primeras líneas fundamentales de este ensayo, para luego dar paso mejor estructurada a la página (jorgemaqueda.com) donde sigue progresando con base en la misma idea de una dura crítica social, que sucesivamente he ido desarrollando hasta hoy, todavía en ello. Aunque no he sometido todavía mis ideas a pensadores, filósofos u otros ideólogos, la idea es publicarla, además de en el blog, también en hojas (hojitas) atrevidas. Agradezco profundamente a quienes quisieran citarme, y apuntar sus propias ideas y opiniones sobre el tema, y sobre todo realizar su crítica en los comentarios del blog o de manera personal (mail o correo), y de ese modo me ayuden a precisar los conceptos, y que luego quizá reconocerán en mis páginas no solamente sus ideas sino, y con mucha frecuencia, sus propias palabras. En cuanto a mí, no se molesten en buscar referencias: no soy nadie.
SOBRE LO PUBLICADO EN EL BLOG
La publicación de un texto en blog, mientras trabaje sobre este formato, no implica estar acabado: sino apartado; al cajón; en espera. Las fuentes de algunos textos, así como otros recursos, no se mencionan inicialmente en algunos de ellos o no al completo, pendientes de ser ampliados o volver a ser examinados (algunos no estarán ni corregidos) por incompletos, al estar apenas iniciados y vagamente expuestos. Hasta entonces todo irá al blog (de la forma que sea y como sea) mientras trabaje en ellos. El blog es mi mesa de trabajo, no una galería de exposiciones. Si alguien está interesado en cualquier tipo de información, o quiere decir algo al respecto, es bienvenido y puede ponerse en contacto conmigo a través de los comentarios, mensajes, correo, etc. incluso se aceptan críticas e ideas: buenas críticas e ideas y originales, pues es un trabajo todavía abierto. En tanto, al modo de abordar las ideas, mis ideas entiendo, es muy particular y pido disculpas, así como por la peculiaridad de mi escritura, o la forma en que expongo mi pensamiento o trato algunos textos, e igualmente me disculpo por invadir territorios ajenos: (entiendo la reacción habitual frente a esto es, siempre, rechazar al forastero, pero como se suele decir: en mi casa, hago lo que quiero). Saludos.
ADVERTENCIA
Esta es una línea de textos de carácter exploratorio, que requieren de cierta aptitud mental, pues al igual que las estrellas solo brillan para quienes al cielo miran; la realidad solo existe cuando hay una mente e imaginación capaz de reconocerla.
A continuación, se reúnen diferentes textos y, o ensayos: mensajes arrojados al viento y errantes en el universo. Quien se aborde a ellos hallará cosas diferentes dependiendo de la propia perspectiva o apropiaciones que hagan de estos. Sin embargo, es necesario aclarar que no son discursos dirigidos a especialistas: filósofos o estudiantes de filosofía, ni tampoco dirigidos a iniciados o eminencias en materia alguna científica o filosófica. Y si bien estos tienen un claro objetivo: están dirigidos a un público amplio y creo son accesibles y espero que comprensibles a un público diverso. Entiéndase, por lo tanto, este un camino a recorrer donde también descubrir otras formas de pensar y ver la realidad: un viaje sometido a permanente ajuste y revisión con relación a una idea, hasta ir dando forma y cuerpo a esta. Sin embargo, aquí no se defenderá posición o doctrina alguna de inicio (tampoco respecto a la nada), y si bien parto de unas convicciones iniciales de esta (su inexistencia- de la Nada), puedo perfectamente también aceptar y estudiar otras posibilidades, pues como muchas veces sucede en un viaje, este puede no ser solo de descubrimiento, sino igualmente ―y a veces lo es― de transformación y revelación (espero así lo sea para muchos). Mi idea, por lo tanto, es cuestionarme la Nada: entenderla, desde sus diversas formas y definiciones hoy, a través de estudios (ciencia, filosofía o religión) realizados sobre la misma, en amplitud y abarcando cuantas más posibilidades y puntos de vista posibles, ofreciendo luego una crítica y opinión sobre los mismos, así como sugerencias y cierres, o no, a cada unos de esos enfoques; además, de una conclusión a los temas y al final del trabajo, que a día de hoy, pasado ya un año, ignoro cuál será. Existe, por tanto, aquí solo la voluntad de quien se dispone a recorrer un camino por sí mismo: un camino difícil, por cierto, cuando creemos que nada hay ya tras el horizonte, y no existen territorios por explorar.
INTRODUCCIÓN
Hoy, cuando las antiguas creencias están declinando y el final de las grandes síntesis se acentúa, un hambre manifiesta avanza peregrinando el mundo. Se trata, de una imperiosa necesidad de saber: saber quiénes somos, de dónde venimos o cuál es el velado propósito, de la que en tantos casos resulta una miserable vida. De tal modo, multitud de personas de la más variada condición, cuyo nexo común encuentra su raíz más profunda en la angustia, se han dejado seducir en torno a temas que van más allá de su quehacer acostumbrado. Seducidos, hacia cuestiones “profundas y metafísicas” ―cuando no, víctimas del que resulta ser el humilde parásito de la ingenuidad― arrojadas a la aventura de hallar unas nuevas expectativas, en las que habrán de volverse a replantear aquellos mismos y pretéritos temas relativos a la existencia.
Apreciable en innumerables manifestaciones y formas, esta aptitud se observa en mayor medida, al comprobar, el creciente interés mostrado por buena parte de la ciudadanía, encandilada en torno a una amplia gama de tópicos y actividades: ufología, sectas, parapsicología, “meditación”. Sin embargo, sería ventajista por mi parte arremeter directa y exclusivamente contra todo contra aquello que más nos parecen disparates, cuando el más ligero soplo de aire dirigido contra estos lo derrumba. No requiriéndose tanto pulmón, como una buena dosis de coraje y osadía para dirigirlo, sin vacilar, contra las imponentes fortificaciones de la filosofía. Entiéndase, en esta (la filosofía) más que en ningún otro lugar, donde el pensamiento desventurado ha escarbado, hundiéndose con mayor pasión y resuelta vehemencia en busca de "la Nada", labrando tan vasta maraña de galerías que si decidimos aventurarnos correremos riesgo de extraviarnos, amplificando la magnitud de la inquietante perspectiva que nos habrá finalmente de causar, caminar hacia un horizonte del que no se intuye la dicha.
Pero que la filosofía occidental se halla en situación crítica, no lo afirmo yo: es un hecho. Luego que no sirve para nada es solo un dicho, venido a raíz de una tradición que parece desgastada cuando no: agotada, visto el fracaso a partir de sus teorías y un repetir dando la vuelta siempre a las mismas cosas, explicadas de mil y una maneras, sin aportar nada nuevo o relevante a la realidad; pero, y más importante, olvidándose por completo de explorar nuevas formas de pensamiento o entender el mundo: no puede sostenerse aquello que se da de golpes contras sus propias paredes y a la vez da la espalda al mundo y a la realidad, a la entrada de un milenio que aguarda y del que algunos afirman: será un milenio espiritual, o no será, dada la deriva cataclísmica de acontecimientos en la que nos vemos envueltos. Es por ello que muchas personas creen que la filosofía (como disciplina / no tanto el pensamiento) es un método de conocimiento que pertenece al pasado, habiendo sido superada por la ciencia y la técnica. Pero este agotamiento académico, en tanto a disciplina, no puede ni debe alejar nuestra atención de lo redundante: el mismo hecho de pensar, y la obligación de hacerlo sobre aquello que se precisa y urge: la verdad; ni debe hacernos perder de vista la necesidad de unos nuevos planteamientos o formas de pensar renovadas, incluso atrevidas, que como afirma Trías: “bien pudiesen alimentarse de la misma disolución de esa razón ilustrada, ahora en período de rebajas”; sobre dodo, cuando la filosofía parece haber olvidado su razón primera, y perdido la orientación definitivamente, precisando ahora de esa movilidad libre, como acto que disuelve doctrinas que impiden el debate. (La filosofía implica una movilidad libre en el pensamiento, es un acto creador que disuelve las ideologías. —Martin Heidegger)
Desde mi posición, no me siento obligado a ser continuador de nada ya iniciado, como tampoco entiendo preciso continuar nada (fracasado con anterioridad). Cada cual piensa, y al pensar como al caminar uno dirige primero sus pasos hasta que estos luego lo dirigen a él. Por lo tanto, elegir qué pensar sería fantasear, en un mundo donde la realidad condiciona de antemano mostrando lo relevante, cuando la verdadera decisión, o elección, sería negarse a pensar “en aquello relevante” desviándose hacia lo improductivo e irrelevante (o académico) que por cierto a muchos agradaría: una existencia irreflexiva, bien pagada, insensible y ausente de la realidad. Si bien, esto parece más grave cuando se te dice o dirige sobre qué, cómo o cuál es la forma apropiada de pensar (cuando se desea publicar). Nada de eso hallarán aquí, y esto me permite una cierta libertad para maniobrar en un terreno en el que —todo hay que decirlo— se observa cierta intolerancia y ambiente intelectual de cafetería, sumado a esa aversión a abrirse al común de los mortales, cuando entiendo, sería "un gran paso para el hombre y para la humanidad" poder universalizar el pensamiento, empezando por una correcta educación que enseñe a pensar y observar, acerca de nuestras dudas, y no tanto a obedecer sus certezas.
Pero la ciencia no queda atrás de la filosofía en mis críticas. Una ciencia donde al ser escrutada con atención se observa, como mantiene dos varas muy distintas de medir, dependiendo en tanto aquello que trata o estudia: fuera o dentro de nuestro planeta. En el primero de los supuestos —aquello que sucede fuera de nuestro planeta— se muestra irreconocible y abierta de forma permanente a nuevas perspectivas, tesis y descubrimientos como los agujeros negros, energía oscura, teoría de cuerdas, pliegues del espacio-tiempo, etc., reconociendo en ello la existencia de nuevas realidades sin necesidad de verlas, deduciéndolas de forma indirecta (mecanismo este, se quiera ver así o no: próximo a la intuición o clarividencia) no cerrando las puertas, y admitiendo su ignorancia y esas otras posibilidades válidas del pensar. Sin embargo, en el otro supuesto —aplicado a lo que ocurre aquí, en nuestro planeta—ocurre algo muy distinto y enormemente reductor, donde todo tiene que ser medido, experimentado y solo es válido en tanto se pueda comprobar directamente. Luego los sucesos que no encajen en las teorías supuestas al uso (en el paradigma actual) se desprecian e ignoran, o se les fuerza a encajar de cualquier modo, incluso a costa de falsear estudios o la misma realidad. A primera vista se advierte diferencia: como si ambos niveles (de una misma ciencia) no estuvieran intrínsecamente relacionados. Lo que nos lleva en la práctica, que algunos científicos se hayan convertido en nuevos guardianes celosos de la ortodoxia, e inquisidores de una ciencia, en ocasiones más dogmática e intolerante que la religión, y todo en nombre de una diosa llamada razón extremadamente sectaria e intransigente que solo mira hacia fuera y nunca dentro (que ve la mota de polvo en el ojo ajeno y nunca la viga en el propio). Sin embargo, todo ello no nos habría de llevar al error de despreciar o criticar el pensamiento científico y sus logros, sino a afirmar una obviedad: que el método o paradigma actual no es suficiente, que no alcanza para abarcarlo todo (ni la realidad de las todas las personas) debiendo este ser revisado y complementado.
Para terminar, solo añadir que no comulgaré con ruedas de molino sobre lo que filosofía o la ciencia nos ofrece, dando por sentado respecto a la Nada, o sobre cualquier otra cosa, objeto de estudio en estos textos, pues esa “razón común a todos” ilustrada o no se atestigua, al desafiar lo aceptado, enfrentando así las propias sombras: entablando diálogo con todo aquello que dogmáticamente la desafía y pone a prueba, sea en la forma que venga.
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