El Concepto Singular de Verdad en Dios / The Unique Concept of Truth in God ( acerca de Dios -2) - /jordi maqueda

El Concepto Singular de Verdad en Dios / The Unique Concept of Truth in God
Flanqueando a Cristo los cuatro vivientes: Mateo, Juan, Marcos y Lucas (Esta imagen) Juan, representado en cabeza de águila que porta un ángel. Por fuera de los vivientes hay dos serafines provistos de tres pares de alas cubiertas de ojos en representación de la revelación. San Clemente de Tahull, Valle de Bohí (Lérida, España).


SOBRE DIOS Y SU MANIFESTACIÓN (1)

El Concepto Singular de Verdad en Dios
 
Hay una verdad absoluta, y otra verdad o verdades en relación con nuestros conocimientos y saberes por medio del entendimiento sobre el mundo, las cosas y Dios. La verdad, nos dice la filosofía, implica siempre una relación entre un sujeto, es decir, una inteligencia y un objeto, o sea, una realidad. Pero eso no es la verdad, sino una relación (verdadera) dada en torno a un conocimiento (que no saberes) en tanto la experiencia (o relación) del sujeto con la cosa, y lo que este (sujeto) entiende a partir de la apariencia “de la cosa”: lo que esta le muestra o muestra a sus sentidos, y que el sujeto luego pueda discernir. Es cierto, veo algo y hasta ahí llega nuestra verdad de la cosa. Pues aunque podamos juzgar y distinguir lo que vemos (incluso con instrumentos), apenas entendemos “realmente en esencia” que es aquello que vemos: su verdadero ser (la verdad —por tanto—se encuentra en el entendimiento en cuanto que aprehende las cosas como son; y en las cosas en cuanto que son estas adecuables a (nuestro) entendimiento: Summa T - Tomás de Aquino). Pero, además, luego encontramos que hay otras muchas cosas y, en consecuencia, más verdades dadas al conocimiento y a desvelar: este es “nuestro mundo”, en el que nos toca vivir, que nos entretiene en tantas cosas y múltiples verdades mayormente insignificantes e incompletas (a su última razón), alejándonos de la primera y más importante cuestión: la verdad. Aristóteles, de otra parte, pensaba que la verdad se basaba en el conocimiento y en el alma, encontrando relación o puente entre la metafísica y la lógica. Para Platón la verdad es el bien, estando relacionado con la felicidad y la virtud, que para él es lo que se razona, entonces el hombre siempre busca la verdad en su vida: una verdad, de nuevo, en singular.

Nosotros, cuando hablamos de verdad, lo hacemos igualmente refiriéndonos a esta en singular: la verdad. Pero esa verdad —o realidad—bajo el prisma imperfecto de lo humano puede mostrarse (a la doxa), luego como muchas verdades “en el mundo”, del mismo modo que cuando una luz blanca y pura incide sobre un prisma observamos surgir de esta un arcoíris de colores: así, al iluminar Dios con su verdad a las personas, surge un arcoíris de verdades grandes y pequeñas, y de verdades a medias, o vemos a medias, no dejando de ser verdad aquello se muestra y revela a uno, pero igualmente, lo es aquello que muestra y revela a otros. Pues la verdad está siempre bajo la subordinación de los propios sentidos, y la capacidad, propia, de entendimiento: venido de la cultura y saberes y, por tanto, igualmente del modo de acceso de “la persona” a “la verdad”, y su dilucidación posterior, por medio del juicio y la prudencia, fruto meditando en el amor de su corazón: que es el receptáculo de la iluminación divina.

Pero al referirnos a Dios —o preguntar por Dios—, a nadie escapa que entramos en aquella categoría de preguntas que racionalmente carecen de solución firme a la razón. (A Dios —lo que en cualquier modo es por su naturaleza y esencia— ningún hombre lo ha descubierto ni lo descubrirá jamás. La cuestión de si algún día se descubrirá es algo que dejaré a la investigación y discusión de los que lo deseen. - San Gregorio Nacianceno, los cinco discursos Teológicos). Aun así, y en nuestra soberana ignorancia, comprobamos que sabemos, o al menos pretendemos saber mucho sobre Dios, solo por los colores o el color particular que de este cada uno de nosotros vemos, o igualmente, que no vemos: pues parecería, a veces, que los que más saben de Él son aquellos que no lo conocen, y niegan.  Es por ello que encontramos cantidad de comentarios, notas y libros en el mundo, que afirman múltiples verdades sobre la divinidad. Pero basta un reflejo breve, pero nítido de Dios, para que de inmediato entendamos que todas esas montañas y millones de libros, como aquel conocimiento que pretendíamos en un principio: no son nada, cuando siquiera vagamente atisbamos la idea de lo que pueda ser “la verdad, y verdad de Dios”. Una verdad, tan solo al alcance de sus Ángeles, y ni de los profetas.

Sin embargo, no tener acceso a la verdad absoluta de Dios, para nada priva de su realidad o percibirlo, en la medida que se muestra y pueda cada uno reconocerlo, pero (su ser no solo se conforma a su entendimiento, sino que también es su mismo Entendimiento, y su conocer es la medida y causa de la cual / Summa Theologiae - Tomás de Aquino). Por tanto, habremos de ser capaces reconocerlo; reconocer a Dios, primero “en su creación”, y luego en su revelación: pues dios es la luz y en la luz: "Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida" (Juan 8, 12). Pero a la vez es más que la luz: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí" (Juan 14, 6) siendo, por tanto, más que todas sus partes juntas: que aún no se podía ver, pero ya existía, porque “Antes que nada existiera, ya existía la Palabra, y la palabra estaba con Dios, porque aquel que es la Palabra era Dios” (Juan 1, 1,25). Y por esa misma la luz reveló Él al mundo su verdad, (Juan 8, 12) no solo en las cosas, y luego en su revelación por medio del Hijo, "El que me ve a mí, ve al Padre" (Juan 14,10) sino, también por el entendimiento y el mismo evangelio, que es “palabra de dios”. Por todo ello sabemos que hay una verdad aunque no la veamos pero está escrita, entendiendo que: hay ser y verdad, en todo y todas las cosas que vemos y no vemos, pero sentimos. Luego verdad de Dios hallaremos en todas estas cosas, ocultas o no, pues Dios muestra en ellas su verdad, y tanto más de sí propiciemos Él nos muestre, luego nosotros hallaremos de verdad, y su verdad en todas ellas. 

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