El caso de Job / Sobre el Diablo: Satanas (6)/ About the Devil: Satan (6) / Jordi Maqueda

Sobre el Diablo: Satanas/ About the Devil: Satan
Sobre el Diablo: Satanás; Teufel: Satan; Diable: Satan; Devil: Satan

Job conversa con Dios, Monasterio de Misgiti

Sobre la figura de Satanás (VI)
El Caso de Job

Y Respondió Satanás al Señor (Dios), y dijo: ¡Una cosa por la otra!. Con tal de salvar la vida, el hombre da todo lo que tiene. Sin embargo, extiende ahora tu mano y toca su hueso y su carne, {verás} si no te maldice en tu {misma} cara. (Job 2:4-5). Cuando Dios, incitado por Satanás, permite que Satanás destruya la salud de Job (versículos Job 2:1 al 10)

El caso de Job es realmente de aquello que nos hacen pensar: Job era un ganadero muy rico, con 7 hijos y 3 hijas y numerosos amigos y criados. Vivía en «la tierra de Uz», la cual es una ciudad mencionada como parte del reino de Edom. Y Satanás se presenta ante Dios argumentando, que el amor que Job le profesa era por causa de sus bendiciones y riquezas, y no porque realmente lo ame.

“Y sucedió que un día, cuando los hijos de Dios vinieron a presentarse delante del Señor (dios), vino también Satanás entre ellos para presentarse delante del Señor (dios)Y el Señor (Dios) dijo a Satanás: ¿De dónde vienes? Entonces Satanás respondió al Señor (Dios), y dijo: de recorrer la tierra y de andar por ella. Y el Señor (Dios) dijo a Satanás: ¿Te has fijado en mi siervo Job? Porque no hay otro como él sobre la tierra, hombre intachable, recto, temeroso de Dios y apartado del mal. Y él todavía conserva su integridad, aunque tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa” (Job 2: 1, 3). Hasta este momento Job ha sido capaz de soportar una pérdida abrumadora, sin hacer concesiones en cuanto a su “integridad” y su condición intachable. Sin embargo, Satanás no se rinde. Tal vez Job simplemente no había enfrentado suficiente sufrimiento y dolor. Ahora, Satanás lo acusa de servir a Dios solo porque conserva su salud (Una cosa por la otra!—replicó Satanás—. Con tal de salvar la vida, el hombre da todo lo que tiene 5. Sin embargo, extiende ahora tu mano y toca su hueso y su carne, verás si no te maldice en tu misma cara — Job 2:4,5) Así que Dios permite que el acusador aflija a Job con llagas malignas “desde la planta del pie hasta la coronilla” (Dicho esto, Satanás se retiró de la presencia del Señor para afligir a Job con dolorosas llagas desde la planta del pie hasta la coronilla —Job 2:7). Esta situación realmente mortifica a la esposa de Job, quien le dice, “¿Todavía mantienes firme tu integridad? ¡Maldice a Dios y muérete!” —Job 2:9). La mujer de Job acepta que este es irreprensible delante de Dios, pero a diferencia de él, no ve el propósito de ser irreprensible si eso no trae la bendición divina. Entonces Job le responde con uno de los versículos clásicos de la Escritura, “¿Aceptaremos el bien de Dios y no aceptaremos el mal?”. Mujer, hablas como una necia. ¿Si de Dios sabemos recibir lo bueno, ¿no sabremos recibir también lo malo? A pesar de todo esto, Job no pecó ni de palabra. Job 2:10).

Una vez más, encontramos a Job atribuyéndole a Dios todos los eventos de la vida. Sin embargo, Job no conoce la actividad celestial detrás de su situación y todo lo que le ocurre: víctima de una acusación. Él, desde su esfera de los mortales, no puede ver ni entender las dinámicas internas del cielo, y solo la integridad de su fe, ante la adversidad, es lo que evita que maldiga a Dios. En nuestro caso, pero al igual que Job, no podemos entender los misterios que se ordenan en el cielo y determinan nuestra prosperidad o adversidad. ¿Qué hubiésemos hecho nosotros? Cabe preguntarse, ¿seriamos igualmente íntegros ante Dios, ante una situación de ruina, pérdida y enfermedad? En este sentido, El hábito de Job de la oración y el sacrificio puede parecer algo singular, e incluso obsesivo en Job cuando leemos: "Una vez terminado el ciclo de los banquetes, Job se aseguraba de que sus hijos se purificaran. Muy de mañana ofrecía un holocausto por cada uno de ellos, pues pensaba: Tal vez mis hijos hayan pecado y maldecido en su corazón a Dios". Para Job esta era una costumbre cotidiana (Job 1, 5) pero precisamente de este versículo y otros, podemos ver que una vida entera de prácticas fieles, oraciones y ofrendas, forjaron en Job su capacidad para permanecer fiel ante circunstancias extremas, como a las que le expondrá Satanás: primero de su lugar de trabajo con la pérdida de su fuente de ingresos, que luego se extiende a su familia y finalmente ataca su salud.

Nosotros conocemos bien este patrón también, al menos en mi caso: perdí primero mi negocio, luego el trabajo y después vino el cáncer: dos veces, de modo que fácilmente algunos nos podemos identificar con Job, y las contrariedades surgidas de la propia vida y del trabajo o la falta de este, y que se extienden luego a nuestra familia, vida personal y salud: amenazando nuestra identidad e incluso nuestra integridad. Encontrando una enseñanza práctica de todo esto. La sabiduría en este libro no refiere únicamente a cómo minimizar la adversidad manteniendo unos límites sensatos, sino a la forma en la que podemos fortalecernos para mantenernos fieles y firmes en las peores circunstancias de la vida cuando estas se presenten: la fe en Dios puede venir de un instante, pero la integridad se forja a lo largo de toda la vida.

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